martes, 24 de enero de 2012

Manitas

Por Angie Leal Rodríguez.

1
Un olor fétido inundaba el ambiente, se escuchaba solo el zumbido de las moscas que ávidas rondaban los restos de lo que parecían ser restos humanos, podían distinguirse varios huesos largos, seis o siete cráneos que, a juzgar por su tamaño, debieron ser de niños; todo eso en conjunto formaba una masa de tamaño considerable en medio de aquella desolada y seca llanura, ¿pero cómo habían ido a parar ahí?
2
—¡Señor Candidato! ¡Licenciado Ballesteros!— gritaba un hombrecillo de aspecto raro abriéndose paso entre la multitud que se congregó para escuchar las promesas de uno de los competidores de la contienda electoral— ¡Vaya! ¡Por fin lo encuentro! Lic. Ballesteros, es muy importante que hable con usted, necesito proponerle un trato que le puede cambiar la vida.
El candidato lo miró intrigado y haciendo una señal a un hombre de su equipo metieron al apurado personaje en una lujosa camioneta negra y se fueron.
—¡Suelta la sopa! ¿Quién te mandó y qué es lo que quieres? Sé directo y  habla antes de que te meta un plomazo —sentenció uno de los guaruras con la pistola en la mano mientras la camioneta salía de la ciudad.
El tipo apenas pudo hablar porque el miedo se apoderó de él. Abrió la boca y con voz temblorosa dijo:
—Me lla… llamo Mariano Luccetti, soy pa… parte del equipo de colaboradores del Presidente Feliciano Ceballos Herrera, bueno, era porque acaban de despedirme así sin más; vine porque quiero compartir con usted una estrategia que lo llevará a la silla presidencial, pero claro, todo tiene un precio —al notar la duda en el rostro del candidato prosiguió— le diré qué fue lo que hizo el Presidente para ganar las elecciones, pero debe ser ya, porque lleva algún tiempo y éste casi se agota.
—Habla de una vez, Luccetti, sin rodeos. Tendrás lo que pidas —intervino Ballesteros.
—Se trata de lo siguiente, mi estimado candidato: Sacrificios humanos, ofrendas de sangre, danza con la muerte, pactos diabólicos y cosas parecidas, pero no se asusten, ¡cambien esas caras, amigos! —dijo ante la mirada atónita de los oyentes —solo hay que dar algo para recibir lo que queremos, es más común de lo que creen.
 Detuvieron la camioneta en un paraje lejano para hablar con toda la calma que tan delicado asunto requería.
Luego de casi una  hora de argumentos y explicaciones Ballesteros terminó por aceptar, lo sedujo la idea de que tal disparate pudiera ser eficaz, aunque en el fondo sentía miedo su sed de poder fue mayor.
3
Al día siguiente el originario del país de la bota los puso en contacto con el líder regional de una secta satánica que tenía una gran cantidad de miembros diseminados por gran parte del mundo, se movía en la clandestinidad como es sabido en estos casos y se había ganado cierto prestigio por la eficacia de sus estrategias. Concertaron una cita para esa misma noche.
Llegada la hora el líder salió a recibirlos con un grueso libro de pastas negras en las manos. Era un hombre alto, no rebasaba los sesenta años, se le veía seguro y decidido; su nombre: Yekzahir Xha-ou, descendiente de una familia antillana de hechiceros, videntes, brujos y cuanto oficio similar existiera. Él se encargó de reunir todos los elementos necesarios para el primero de doce rituales semanales que se harían para lograr lo que Ballesteros buscaba, y estaba seguro de que lo conseguirían.
4
Un círculo de fuego estaba dibujado en el suelo, se veían varias antorchas distribuidas en un radio de treinta metros y justo en el centro habían colocado una mesa de piedra con dos contenedores a cada lado, pocos minutos antes de la medianoche Yekzahir Xha-ou salió de la oscuridad vestido con plumas, caracoles y pieles exóticas, se dirigió danzando al centro del redondel y cuando estuvo detrás de la mesa empezó a murmurar una especie de conjuro, hablaba en una lengua antigua ininteligible, tomó una daga que estaba al pie del montículo y sosteniéndola entre sus dos manos levantadas hacia el cielo seguía bailando y recitando, pasó cerca de cinco minutos concentrado en esa tarea y luego se alejó hacia la oscuridad, de donde pocos instantes después salió caminando con un niño desnudo de unos cinco años tomado de su mano; lo recostó en la mesa y reanudó los cánticos… mientras la escena era observada por Luccetti, el candidato y dos de sus custodios.
Yekzahir hizo algunos ademanes y lanzando un grito al cielo despejado encajó el frío metal en el pecho del asustado chiquillo, al instante un río rojo brotó del cuerpecito manchando la piedra, luego, con la maestría de un cirujano extirpó el corazoncito aún palpitante y lo elevó al mismo tiempo que ofrecía tal sacrificio a una entidad demoníaca, a la más poderosa de todas las existentes; dicha ofrenda fue hecha para pedir que Ballesteros fuera el poseedor de la silla presidencial en las elecciones del cuatro de julio... El líquido caliente corría por sus brazos, después de la petición puso el corazón en uno de los contenedores y se dispuso a degollar el cadáver, ya que hubo terminado tomó la cabecita por el cabello y la colocó en otro contenedor, el resto fue a dar al suelo cual comida para perros callejeros. 
El candidato y sus compañeros no soportaron tal atrocidad y volvieron el estómago aterrados, lo peor fue que no paró ahí pues el “hechicero” luego de terminar con la primer ofrenda regresó a la oscuridad y volvió con otro niño tomado de su mano… La escena se repitió seis veces, fueron tres niñas y tres niños, ninguno rebasaba los cinco años de edad; realizó el sangriento y satánico acto cobijado por el manto oscuro de la noche; los recipientes estaban llenos de sangre, corazones y cabezas humanas; la espera parecía eterna, el final no se veía cercano.
5
La ciudad amaneció con la terrible noticia de la extraña desaparición de seis pequeños, no había rastro alguno que pudiera ayudar a encontrar a los culpables, fue como si los niños hubieran desaparecido por un acto de magia, casualmente todos vivían en el mismo barrio. El Departamento de Policía de inmediato puso en marcha un operativo de búsqueda y rescate, comisionó a tres de sus mejores elementos para dicha tarea confiando en que todo se solucionaría favorablemente.
—Agente Martínez, usted se encargará de los niños Romero y Fernández. Agente Gutiérrez, a usted le corresponden los casos de Machado y Núñez, y usted, Agente Bassagaisteguy, se hará cargo de las averiguaciones en los casos de Navarro y Chávez  —ordenó el Capitán García y añadió— a trabajar de inmediato, no hay tiempo que perder, no necesito repetirles que esto es un trabajo de equipo, apóyense entre ustedes y no den nada por hecho, ¡vamos equipo!
6
Las semanas pasaban y los resultados de las encuestas ponían en primer lugar a Ballesteros, milagrosamente su popularidad y aceptación empezaron a subir desde aquella noche, y ya con cuatro rituales ofrecidos y la cuota de sangre pagada los resultados no se hicieron esperar; el candidato se sentía con un pie en la Presidencia de la República.
Por el contrario, las averiguaciones no parecían dar algún fruto, nada se sabía aún de la desaparición de los niños y el Capitán García empezaba a perder la paciencia.
Cierta mañana una misteriosa llamada anónima al servicio de denuncias del Departamento de Policía alertó sobre la presencia de algo extraño en un paraje ubicado en la salida sur de la ciudad. De inmediato se montó un operativo para inspeccionar el lugar. Cuando los agentes llegaron se toparon con lo que a simple vista parecía ser un hallazgo arqueológico, lo raro fue que eso era algo imposible de encontrar en esa zona.
El análisis de decenas de pruebas y varias horas de trabajo extra sirvieron a la policía para concluir que se trataba de los restos óseos de los seis niños desaparecidos hacía ya poco más de un mes, pero los casos no estaban cerrados todavía, esto era solo el principio.
Se informó a las familias sobre tan macabro descubrimiento, el dolor que sintieron fue infinito pero a la vez significó un alivio el hecho de tener la certeza del paradero de sus hijos.
7
—Luccetti, nunca pensé que aquel trato insensato que me propusiste hace algún tiempo pudiera tener tan excelentes resultados —dijo Ballesteros visiblemente feliz— estoy seguro de que seré el próximo Presidente de este país, ¡hasta tengo ganas de darte un premio! Ven, acércate hombre —tomó su chequera y llenó un cheque con una cifra con muchos ceros— esto es para ti, por haberme puesto en contacto con el tipo ése que tú y yo sabemos.
El hombrecillo vio tan asombrosa cantidad y casi se desmayó de la impresión. Se quedó sin habla. Segundos después como pudo le agradeció y salió de la oficina a trompicones.
8
—¡Aléjense de mí, espectros! ¡Fuera demonios! ¡Lárguense! ¡Yo no soy el culpable! ¡Vayan por el alma de aquel político corrupto! ¡Fuera!—repetía sin cesar Yekzahir Xha-ou mientras veía espantosas sombras sobre el techo y las paredes de su recámara, paradójicamente sentía miedo, tal vez era causado por los remordimientos o por las voces que escuchaba en su mente (y no era eso que algunos llaman “conciencia”). Sintió entrar algo por su boca, se atragantó, no podía respirar, pensó que moriría, intentó gritar pero fue en vano… Cuando abrió los ojos estaba tirado en el piso de su habitación, milagrosamente estaba vivo, pero el miedo seguía invadiéndolo, en ese momento tomó una decisión que cambiaría su vida. Se vistió y fue a la Comandancia. Minutos después estaba frente al Capitán García y los Agentes Martínez, Gutiérrez y Bassagaisteguy confesando su participación en el asesinato de los niños, dio detalles de cada movimiento, involucró a Luccetti y a Ballesteros, compartió fechas, lugares, procedimientos, incluso hasta el episodio de temor extremo que había sufrido hacía unas horas. Fue apresado de inmediato y se procedió con la captura de los otros hombres inculpados.
Ballesteros estaba en una reunión con el presidente del partido político al que pertenecía: el enlodado y famoso IRP. Se sorprendió al ver entrar a los agentes, se sintió acorralado pero no intentó huir, su carrera política había terminado en un abrir y cerrar de ojos, la ilusión de un futuro brillante se fue tan rápido como el agua entre las manos.
Luccetti, por su parte, resultó más difícil de atrapar pues estaba en una isla del Caribe disfrutando de la jugosa suma que el antaño candidato le había dado días atrás.
Tuvieron como defensores a dos de los mejores abogados del país pero ni eso los salvó de las rejas, incluso Ballesteros en un acto de cobardía confesó haberse beneficiado con los sacrificios humanos que Yekzahir realizó bajo sus órdenes y eso terminó de hundirlo.  
Tres días después de la confesión del médium se encontró su cadáver en medio de una fría celda. Nadie supo cómo fue que murió, solo se veían marcas de tortura en todo su cuerpo y la lengua había sido arrancada de su cuerpo. Decenas de manitas rojas estaban pintadas en la pared que alguna vez fue blanca…
9
De boca en boca se cuentan rumores sobre los espíritus inocentes de los niños sacrificados, unos dicen que rondan la llanura y que su sangre tiñó de rojo el río cercano, otros hablan de su aparición en un acto de campaña del candidato que sustituyó a Ballesteros, dicen que fueron sus almas resentidas las que hicieron que un cable de alta tensión cayera en un charco justo cuando el político recorría una zona afectada por las lluvias en una colonia de la ciudad provocándole una muerte rápida e instantánea, y lo que es aún más increíble: los custodios creen haber escuchado risas de niños la madrugada en la que murió Yekzahir.

FIN

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EXPLICACIÓN:
El día 10 de Enero la consigna fue:
“Elaborar un relato policial de terror con trasfondo político.”
Al final ya no supe si lo logré o no, pero lo importante es que la lucha se hizo y que costó bastante trabajo.


2 comentarios:

  1. Creo que si lograste lo pedido. Felicidades, Muy entretenido! Me gusto el final, aunque uno lo puede sospechar, pero estuvo bueno! Camila.

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