miércoles, 25 de abril de 2012

Inspiración


Por Sandra Geringer. 



Sabía que la seguía.


Veía su figura difusa tras el cristal. Fingió indiferencia, sorbió lentamente el vino, mirando por entre las pestañas, atenta…

Sentía la angustia latir, furiosa, en su pecho. Las ideas de fuga se atropellaban en su mente, pero la impotencia la anclaba a esa silla.

Se erizaron los vellos de su nuca segundos antes de que un susurro la volviera a la realidad.

Sus pupilas se dilataron mientras la sangre se agolpaba, apretada, en las venas de su cuello.

La copa se quebró en su mano… sangre y vino se mezclaron… Ella no lo notó.

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