miércoles, 25 de abril de 2012

Una verdadera herejía


Por Adrián Granatto.


Emiliano y Santiago miraban a la mujer sentada en la mesa con la copa de vino en la mano. No bebía de ella, sólo la sostenía cerca de sus labios como sabiendo las fantasías que despertaba. La mujer les daba el perfil.
—¿Me queres decir qué mierda hace con el vino? —dijo Emiliano mientras bebía de su propia copa—. Con el vino no se juega. Y menos con estos que cuestan un ojo de la cara.
—Una verdadera herejía —comentó Santiago.
En ese momento la mujer giró la cabeza y ambos hombres vieron que era tuerta.
No dijeron más.

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