miércoles, 7 de noviembre de 2012

Solo recuerda y hazlo.

Por William Casanova.

Basado en Zapping de Nati Lou.

                                                            Puso las noticias y vio las imágenes de un choque. 
                                                            Reconoció la patente de su madre. Sonó el teléfono. 
                                                            No contesto. Tampoco pudo dormir más. 


Se levantó de su cama todo despavorido sin idea de lo que había ocurrido anoche. Mantuvo las luces apagadas puesto que la mínima luz le lastimaba los ojos. Pasado un rato prendió la televisión y puso las noticias cuando de pronto observó las imágenes de un choque. Reconoció la matrícula de su madre. Se levantó del sofá impactado por la grave noticia, triste, desolado, caminó hasta el baño para enjuagarse la cara, al llegar prendió la luz y observó sus manos con un gran asombro, estaban cubiertas de sangre. Miró rápido al espejo y observó como su cara también estaba ensangrentada, con un moretón en la cabeza por lo que rápido abrió la llave del lavabo y se lavó para quitarse todas las manchas de sangre que tenía. Se percató de que alguien  había pasado junta al baño en ese mismo instante. Este se asomó del baño para ver si de verdad había alguien o solo fue su mente jugando otra broma. Tal vez era la confusión por el hecho de que estaba asustado sin mínima idea de lo que había pasado anoche, una broma mental como cuando de niño confundes un abrigo debajo de la cama con un monstruo. Se apagó la luz del baño, trató de prenderla pero ya no encendía, salió del baño y se dirigió a la sala, también trató de prender la luz pero nada, la luz se había ido. De pronto algo lo atacó, sujetó las manos del atacante para que el cuchillo no lo alcanzara. Su fue arrodillando mientras veía como la sonrisa del atacante se hacía más y más grande hasta que abrió la boca e intentó hablar pero la luz regresó a la casa. Se levantó y la luz se fue nuevamente. Miró alrededor y ya no era uno, sino cinco. Se logró soltar y corrió a la cochera para poder escapar de lo que había ocurrido. Cuando entró observó su coche todo destrozado por un choque del que se acababa de acordar. Se empezó a reír y tiró sus llaves al suelo. Regresó a la sala y se sentó en el sofá con sus cinco ilusiones. “Se lo merecía” dijo uno. El otro reafirmo: “Cierto, nos dijo locos, y claramente no lo estamos, solo vemos cosas que posiblemente no existen, por cierto, es tu turno”. La policía entró a su casa pero no reaccionó pues había entrado al sueño eterno.

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