miércoles, 1 de octubre de 2014

El juicio

Por Evelia Garibay.

Después de tocar a la puerta Lloyd entró en el despacho, llevaba como siempre un block de notas entre las manos y apenas sonreía, el juez levanto la vista e inmediatamente reconoció la sonrisa encubierta, su asistente traía buenas noticias.
—Hola jefe —saludó mientras miraba el block, sabía que si su jefe le viera a los ojos inmediatamente adivinaría cuál era la noticia que le traía.
—Hola Lloyd, ¿todo bien?
—¿Recuerda a los que llegaron la semana pasada?
—Si… —dijo mientras consultaba los papeles que tenía sobre el escritorio—. Fueron dos grupos —abrió los ojos por la sorpresa y la emoción— ¿Expulsaron a alguien?
—Si jefe.
—¿Hombre o mujer?
—Mujer.
—Bien, por un momento temí… —la risa de Lloyd lo interrumpió.
—¡Claro que no! Yo creo que la forma en que recibieron a Joe en la Ciudad de los Creadores fue igual o incluso mejor que la forma en que Rosie recibió aquí a sus creaciones, incluso le consiguió alojamiento a Charlie Manx cerca de su casa rodante, con eso de que en cierta manera se dedican a lo mismo, a los niños…
—Sé a qué te refieres, no tienes que darme tantas explicaciones, ¿Dónde están las creaciones de ella?
—Del otro lado del pueblo, pobres, sé que no tienen la culpa pero en realidad nadie quiere involucrarse mucho con ellos, sobre todo porqué ya esperábamos que sucediera esto y ya corre el rumor de que se avecina un juicio.
—Bien —dijo mientras se levantaba y salía de detrás del escritorio —tenemos que prepararlo todo, tengo que ir a hablar con Drac, no sé qué tan conveniente sea que él lleve el caso como fiscal, por aquello de conflicto de intereses y demás, aunque dudo mucho que quiera hacerse a un lado, tiene mucho tiempo esperando este juicio —suspiró dramáticamente mientras se ponía la chamarra de mezclilla con su eterno pin de la carita sonriente y se preparaba para salir—. Vamos Lloyd, tengo que cerciorarme de que todo éste bien con Big Jim y tenemos que buscarle un defensor.
Salieron del edificio, por fin Lloyd se atrevió a preguntar.
—¿Crees que alguien se ofrecerá?
—¡Por supuesto! Siempre hay alguien que lo hace, después de todo es una creadora, alguna de sus creaciones dará un paso al frente.
—¿Y si no? Ya deben de sospechar que la forma en que los estamos tratando no tiene nada que ver con ellos sino con su creadora.
—Lo sé, pero tienen un lugar en este pueblo y eso ya es algo, aunque después del juicio ¿quién sabe qué les espera? —sonrió y en ese momento un pájaro que pasaba cayó muerto en el pavimento.
Cruzaron la calle y entraron al edificio en donde tenían las celdas de retención.
—Buenos días Big Jim, me dice Lloyd que tienen una nueva inquilina.
—Si señor Juez, llegó hace unos minutos y le aseguro que nadie se ha portado mal con ella —respondió el hombre calvo y gordo que se había parado en cuento vio entrar al juez.
—Más te vale, va a haber un juicio y no quiero que se diga que tratamos mal a los acusados. No dejes que nadie entre a verla, ni siquiera Drac, en un rato más yo te aviso quien es su defensor, por si quiere venir a visitarla. Envía a las celdas a Annie para que le haga compañía, después de todo ella sabe muy bien cómo tratar con escritores.
Lloyd rio con el chiste del Juez, Big Jim apenas si sonrió, la mitad del tiempo no sabía de qué hablaban los demás.

El pueblo no tenía nada de extraordinario, una calle principal en donde del lado derecho estaban los edificios del ayuntamiento y del izquierdo la comisaria, esta última solo se usaba cuando llegaban creadores que por una u otra causa tenían que ser juzgados. También había diferentes tiendas, cafeterías, en fin, todos los pequeños comercios que abundan en los pequeños pueblos; si en esas calles se soltara a un lector constante este creería que había muerto y llegado al cielo, o al infierno, según fuera el caso; podrías comenzar a pasear y encontrarte de repente frente a una puerta bajo un todo verde  y leer un nombre muy curioso para una tienda Cosas Necesarias y en la acera de enfrente una pequeña tienda de artículos de costura llamada Coser y Cantar.
Depende de a quien le preguntaras el pueblo tenía diferentes nombres, para algunos de sus habitantes era Chester’s Mill, para otros Salem’s Lot o incluso Derry o Castle Rock, lo cierto es que este pueblo es una amalgama de todos los pueblos de las creaciones que viven en él.
Ningún lector constante sería admitido aquí nunca, y los pocos creadores que acababan en sus calles era porqué según los otros creadores, habían cometido crímenes contra su género literario, crímenes que no se podían pasar por alto, crímenes por los que tenían que ser juzgados.

Eran las 5:30 de la tarde y los repartidores del Weekly Islander comenzaron a entregar la edición especial del periódico, una edición dedicada al juicio que comenzaría a las 9:00 de la noche.
No había tema más importante que el juicio que se avecinaba, todos sabían que la acusada era culpable y estaban seguros de que iba a ser condenada, lo que no sabían era el tipo de condena que se le podía imponer, por eso y desde muy temprano los habitantes comenzaron a llegar al ayuntamiento, querían asegurarse un lugar dentro del tribunal.
La sorpresa fue que se había decidido hacer un juicio cerrado, en la sala solo estarían los involucrados, pero los habitantes tendrían la oportunidad de seguir el juicio en las pantallas que se habían colocado fuera del ayuntamiento con ese fin. Era como estar en una celebración con puestos de comida ambulantes pasando entre la gente ofreciendo su mercancía.
Una buena forma de matar el tiempo mientras se llegaba la hora de que el juicio comenzara era leyendo las reseñas del periódico.

Creadora expulsada de la Ciudad de los Creadores
Por Vince Teague.

Después de una semana de que sus creaciones llegaran al pueblo, la escritora Stephanie Meyer fue expulsada de la Ciudad de los Creadores, esto quiere decir que los creadores no la aceptan como su igual y que las creaciones son las responsables de llevar a cabo un juicio justo y de ser hallada culpable, de imponer el castigo necesario.
El juicio se llevara a cabo el día de hoy a las 9 de la noche.
La defensa de la acusada correrá a cargo de su creación Edward Cullen.

Jurados ¿imparciales?
Por Julia Shumway

Durante el proceso de selección del jurado para un juicio es importante buscar a quien no este influenciado por el caso, a los que puedan ser imparciales y objetivos, la pregunta aquí es ¿qué tan imparciales y objetivos pueden ser unos jurados cuando han oído hablar sobre este juicio desde siempre?
La realidad es que muchos de los habitantes de este pueblo han oído en algún momento que el juicio contra Stephanie Meyer era solo cuestión de tiempo, cada uno de nosotros la ha juzgado y condenado de forma personal o durante las pláticas con amigos; entonces ¿quién puede ser un jurado imparcial? El Juez y el fiscal creen tener la respuesta:
Estos son los jurados seleccionados para el juicio de la Creadora Stephanie Meyer.
1.- Geogia Mason, humana afectada por el virus Kellis-Amberlee retinal, periodista y cazadora de zombies. Creación de Mira Grant.
2.- Norman Bates, humano asesino en serie. Creación de Robert Bloch.
3.- Patrick Bateman, humano, psicópata asesino en serie, creación de Bret Easton Ellis.
4.- Doctor Víctor Frankenstein, humano, científico loco, creación de Mary Shelley.

Según el fiscal, el mundo de estas creaciones esta tan lejos del creado por Stephanie Meyer que pueden ser imparciales, y esta escritora no duda que así sea, pero… ¡siempre hay un pero queridos lectores! ¿Por qué el Fiscal, el mismísimo Conde Drácula, no se retira del caso? Desde mi humilde punto de vista el mundo del Conde se ve directamente afectado por el creado por Meyer, solo nos queda esperar que los jurados puedan ser imparciales y que el Fiscal tenga pruebas suficientes que demuestren la culpabilidad de la acusada.



Todos guardaron silencio cuando las pantallas se iluminaron y por los altavoces llegó hasta ellos la voz del ayudante del juez.
—Todos de pie para recibir al Juez Flagg.
Dentro de la sala todos se levantaron mientras que por la puerta del lado derecho del estrado hacia su aparición el Juez Randall Flagg, quien en vez de llevar la típica toga negra vestía pantalón y chamarra de mezclilla, se dirigió a su silla y tomo asiento, indicando a los demás que podían sentarse.
—Buenas noches —dirigió la mirada a la sala vacía a excepción de los jurados, el fiscal, la acusada y su defensor.
Una mujer delgada con el cabello castaño alborotado se encontraba de pie frente a él, junto a ella un chico que aparentaba no más de diecisiete intentó tomarla de la mano, al sentir el contacto de su mano fría ella brincó un poco y se alejó, aun no terminaba de entender que era lo que estaba pasando.
—Stephanie Meyer —la acusada dirigió la mirada al frente, al personaje que parecía ser el juez —estamos aquí porqué se le acusa de graves delitos en contra del género literario de Terror como hacer mal uso de los seres sobrenaturales, hacer daño permanente a la especie de vampiros, hombres lobos y cambia formas, despertar en las adolescentes humanas falsas expectativas y sobre todo y en mi opinión el delito más grave, no dejar que sus creaciones alcanzaran su máximo potencial. ¿Cómo se declara?
—Por supuesto que inocente —respondió el chico de ojos color dorado con la voz indignada.
Ella lo miro cuando la voz aterciopelada y perfecta salió de su boca.
—¿Edward? —preguntó  sorprendida.
—Si querida, aquí estoy. Yo me encargo de esto no te preocupes.
Esta vez cuando él la tomo de la mano ella no se alejó.
—Muy bonito —dijo el juez con la voz llena de sarcasmo —. Pueden sentarse. Señor fiscal ¿quiere presentar su caso?
—Por supuesto —Stephanie dirigió la mirada a su lado derecho y tuvo que apoyarse en Edward para no caer, ahí estaba el fiscal, su acusador, ni más ni menos que el mismísimo Conde Drácula, con el cabello negro y sedoso peinado hacia atrás, la nariz aguileña y las orejas un poco puntiagudas, atrayente, si, pero en ningún momento de forma romántica y esto se evidenciaba con cada palabra que salía de su boca y sus piernas se negaban a seguir sosteniéndola —. Me dispongo a demostrar al jurado que la acusada es culpable de todos los cargos, y con el fin de hacerlo no tengo más que llamar a un solo testigo, pero antes de hacerlo quiero darle la oportunidad al defensor para que haga su trabajo.
Se sentó en su lugar sin dirigir ni una mirada a la acusada.
—Bien, Señor Cullen es su turno.
—Gracias Señor Juez —dijo Edward poniéndose de pie y dirigiéndose al jurado —. Mi creadora no merece estar aquí, ella es una escritora como todos los que viven en la Ciudad de los Creadores, estamos conscientes de que no somos los típicos personajes de la literatura de Terror pero ¿a quién le gusta considerarse típico? Mi familia y yo preferimos ser diferentes. Somos el sueño de miles de adolescentes, mi creadora logró que leyeran y que se vendieran miles de libros, puede ser que después de leer nuestras historias esas adolescentes hayan seguido leyendo y eso es lo importante y lo que nadie está tomando en cuenta, se fomentó el amor por la lectura, se despertó el gusto por tomar un libro y formar parte de ese mundo aunque sea solo por un momento.
¿Cuál es el daño que hemos hecho a los vampiros o a los hombres lobo? En los días que he pasado aquí y que he recorrido el pueblo he podido conocer a algunos de ellos y solo somos una especie distinta, así como El Amo no es igual a Lestat aunque los dos se alimenten de sangre y vivan de noche, así somos nosotros, diferentes y elegimos no beber sangre humana ¿qué hay de malo en esto? Yo la verdad no veo nada malo y espero que ustedes tampoco. Por favor, miren a mi creadora y vean lo inocente que es, ella no ha hecho daño a nadie de forma intencional. Por favor, declárenla inocente.
Con estas palabras dio la media vuelta y se dirigió a su silla. Drácula tenía las manos unidas frente a su cara con las puntas de los dedos tocándose y la sonrisa que trataba de ocultar decía que ya creía ganado el juicio.
Sin esperar a que Flagg se lo indicara, se puso de pie y encaró al jurado.
—Llamo al estrado a Edward Cullen —dijo con su voz grave.
—¡Protesto! ¿Cómo puedo ser defensor y testigo?
—Voy a permitirlo —dijo el juez.
Edward se encamino a la silla de los testigos.
—Esto es muy sencillo —dijo Drácula —. Aquí no hay secretos, aunque quieras ocultarnos algo lo dirás porqué aquí siempre se dice la verdad, no tienes opción.
¿Recuerdas el inicio de tu vida? ¿Recuerdas cuándo apenas eras un esbozo en la imaginación de tu creadora? ¿Cuándo formabas parte de sus sueños?
—Si —respondió Edward con un hilo de voz.
—Háblanos de esos sueños ¿Qué le decías a tu creadora en ellos?
—No, yo…
—No tienes opción, solo la verdad saldrá de tu boca, mírala —dijo señalando a la acusada —, ella también los recuerda.
Stephanie miraba a Edward con los ojos desorbitados de terror, tratando de suplicar para que no hablara para que mantuviera esos sueños entre ellos, pero vio que perdía la batalla cuando los ojos dorados de Edward se cerraron para no tener que seguir mirándola.
Edward suspiró y comenzó a hablar, despacio al principio, pero conforme se adentraba en el recuerdo su voz se hizo fuerte y clara.
—Fue hace mucho tiempo, cuando apenas nos estábamos formando en la imaginación de nuestra creadora, yo intentaba hablarle, decirle lo que quería hacer, el rumbo que quería tomar, pero ella no me escuchaba, estaba decidida a que yo fuera lo que ella quería, su fantasía. Su vampiro ideal — la voz de Edward se iba haciendo dura mientras hablaba, todo el resentimiento que había enterrado hacia mucho comenzaba a asomar su fea cabeza—. Recuerdo que le decía, que le suplicaba que me dejara ser un vampiro de verdad, que me dejara acercarme a Bella como si fuera a besarla y que en el momento en que ella se inclinara que me dejara morderla y beberla por completo ¿De qué sirve que su aroma me volviera loco, qué su sangre fuera el más exquisito manjar diseñado solo para mi si no se me era permitido tomarlo? Pero no, cada vez que yo presentaba uno de estos argumentos ella decía que no, que yo era suyo y que como buen vampirito castrado me tenía que comportar como ella quería —la voz de Edward ahora era un grito, de pronto volvió a la realidad, miró a su creadora y mientras se limpiaba distraídamente las lágrimas sanguinolentas que salían de sus ojos intentó calmarse—. Eso es lo que yo le decía en sueños, pero al final sé que hizo lo mejor para mí y mi familia, sin ella no los tendría.
—Muy noble de tu parte —dijo Drácula mirando al jurado—, pero ya todos vimos la verdad. Ahí está, señores del jurado, el mayor delito de esta mujer: el no haber escuchado a su creación, el amordazarlo y volverlo lo que ella quería por fines egoístas, un vampiro castrado que brilla con el sol.
—Bien —interrumpió el juez —, creo que hemos oído suficiente, el jurado puede retirarse a deliberar.
Los jurados salieron de la sala mientras Edward se acercaba lentamente a Stephanie rehuyendo su mirada, cuando estuvo cerca ella lo tomó de las manos y lo obligó a mirarla a la cara.
—No te preocupes hiciste lo que pudiste y ellos tienen razón —él la miró asombrado —, no quise escucharte, no deje que fueras quien me pedias ser y te obligue a hacer lo que yo quería ¿podrás perdonarme?
No tuvo tiempo de contestar, en ese momento el jurado volvió a la sala.
—¿Tienen un veredicto?
—Si señor juez, encontramos a la acusada culpable de todos los cargos.
—Bien, ninguna sorpresa ahí. De pie por favor —dijo el juez mirando a la acusada —. Stephanie Meyer se le declara culpable de todos los cargos, la sentencia es la siguiente: a partir de este momento se le llevara a vivir a un mundo en donde sus personajes pueden ser lo que ellos quieran y usted tendrá que observarlo y vivirlo, si en cualquier momento cualquiera de ellos decide que quiere ser un vampiro de verdad y beber sangre humana usted estará ahí para verlo y de ser necesario para proporcionar la vena de donde salga esa sangre; y lo que es peor si quieren seguir como hasta ahora y revivir todas las idioteces que usted escribió, también tendrá que ser testigo de eso y vivirlo una y otra vez, por toda la eternidad.
Los ojos de la acusada se abrían cada vez más mientras se daba cuenta de lo que el juez estaba implicando. Edward sonreía porque en un mundo así podrían ser felices, cambiando de vez en cuando o siendo los mismos de siempre.
—No —dijo la acusada en voz baja mientras la sacaban de la sala y la llevaban hacia el sótano del edificio —, no por favor, ¡no para siempre, por favor, no podré soportarlo! ¡noooo!


FIN


Consigna: Escribir un relato ―género y tiempo verbal a elección― donde cuentes una historia que creas que va a ganar, inédita, escrita especialmente para el torneo.


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