miércoles, 15 de julio de 2015

Dos médicos


Por Luis Angel Maggi.


Señor Director:

                                 En Rosario pasó sus últimos años y falleció en 1995 un verdadero benefactor de  los humildes. Un hombre que se recibió de médico y poco después por casualidad debió bajarse de un tren en el Chaco. Allí se quedó y dedicó su vida a los más necesitados, a quienes atendió gratuitamente por más de cincuenta años, especialmente a los aborígenes. Salvó, curó y alivió a incontables enfermos. Educó, escribió libros y realizó importantes estudios científicos, siempre viviendo en la mayor precariedad. Honró como nadie la medicina y la vida. Me refiero al doctor Esteban Maradona.
                                 También en Rosario nació otro hombre que se recibió de médico pero nunca ejerció la medicina ni curó a nadie. Tampoco demostró ningún interés por Rosario, adonde no volvió, ni actuó en la Argentina. Pero en cambio fue uno de los principales artífices de una dictadura que permanece desde hace más de medio siglo. Un régimen que mató, torturó y encarceló a miles de personas y que sometió a millones a todo tipo de carencias. Un sistema del que la gente intentó huir por años en balsas por mares plagados de tiburones. Una dictadura que ahora, exhausta después de más de cincuenta años de fracaso, pide ayuda a los Estados Unidos. Obviamente me refiero a Ernesto Che Guevara, quien murió de la misma forma violenta en la que había matado a muchos.
                               Uno de estos dos médicos recibió en estos días un gran homenaje en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, donde se impuso su nombre  al Aula Magna de esa Facultad. Si alguien llega a creer que el homenajeado fue el doctor Esteban Maradona está totalmente equivocado.

                               Saludo a usted atentamente.

sábado, 4 de julio de 2015

"Mi edén"


Por Federico Domenella.

“Mi edén”

…Solo a través de sus ojos podía sentirme así…
Solo a través de su piel me transportaba al paraíso…
Solo ella lograba algo inexplicable… ¿Era real?
Tal vez estaba soñando dentro de un sueño…
Tal vez era el momento de fundirme en el delirio y
dejarme llevar por esta brisa maravillosa, atrapante, embriagadora…
Si, eso quería…
Besar sus labios para sentirme vivo otra vez…