martes, 1 de marzo de 2016

Slaughter.

Por María Galerna.

La ciudad duerme tranquila aunque no es ajena a los acontecimientos que suceden en ella, más al contrario, es parte activa en algunos y testigo mudo en muchos otros.
Los primeros los propicia y los segundos los esconde.

Es una gran urbe, con cientos de barrios, calles y avenidas.,llena de recovecos, donde la bondad pero sobre todo la maldad se expande.

De día observa a las criaturas que viven en ella, su acelerado ritmo. De noche toma el control. Sabedora de los monstruos que la habitan se prepara para acontecimientos venideros, porque sabe que los habrá. La impunidad los protege.

La familia  Slaughter  vive en la ciudad desde su fundación en la que tomaron parte activa. Son varias las generaciones que han dejado sentir su poder en ella.
Han sido lo bastante inteligentes para no crearse enemigos poderosos, no se lo podrian permitir, dado el secreto que guardan celosamente.

Lionel Slaughter. cabeza visible de la familia, es un potentado magnate, que reside en una gran mansión situada en las afueras, bastante retirada del ajetreo y de las miradas indiscretas.
Es un hombre  bastante atractivo, para lo cánones de ésta época. Aunque ya entrado en años, se conserva en perfecta forma. Rubio, de ojos claros y sonrisa franca proyecta una manera de ser bastante alejada de la que esconde en su interior.

 Lionel Jr., su  primogénito y jefe de policía, convive también en la misma casa, junto con Anette, su mujer  y el hijo de ambos, Josh.  Muy parecido a su padre en los rasgos, difiere de éste en la dureza de la mirada, tan fría que hiela al más valiente. Sostiene que en su trabajo no puede mostrar debilidad o perdería ese respeto, casi miedo, que le tienen tanto sus subordinados como la escoria con la que trata a diario.

Anette divide el tiempo que pasa sola, que es casi todo, en varias fundaciones, donde es pieza fundamental dado con quien está casada y quien es su suegro.
 A sus 37 años es una mujer poco llamativa y nada atrayente a pesar de los esfuerzos que pone en cuidar su vestuario y  comportamiento.
Su matrimonio es perfecto para ambos. Les unen lazos que pocos conocen

- Este mes, Josh cumple 18 años- les recuerda Lionel senior- la familia  se reunirá para festejarlo, como lo venimos haciendo siempre en cada mayoría de edad.
- El banquete será muy especial- dice Anette- pondremos el máximo cuidado. Serviremos la receta secreta de la primera Slaugther. Todo saldrá perfecto.
Y sonríe con esa mueca bovina que tanto irrita a su “querido” suegro.

Rebeca deambula por la estrecha calzada sin mirar a nadie, anda como perdida. Desde que escapó de su casa hace ya unos meses vive en la calle,. No es feliz, pero al menos se siente libre. Sobrevive. A veces va a un comedor social. Y a veces, cuando tiene alguna pelea, acude a una clínica gratuita, donde la atienden sin hacerle demasiadas preguntas.
A los 16 años, cree estar de vuelta de todo.
-¿Qué te ha pasado hoy?- le pregunta la doctora del consultorio al verla llegar.
-Oh¡..un tipo, que pensaba que podía tenerme sin pagar- susurra Rebeca entre dientes debido a la inflamación que tiene en la cara a causa de los golpes recibidos.
-Siéntate, enseguida te curo.
- Gracias señora…
-Ofelia, puedes llamarme Ofelia.

Ofelia Slaughter, directora del Hospital General y voluntaria en clínicas para  marginados mira de reojo a la chica que acaba de dejar en la sala, para sus adentros piensa que puede valer, sólo necesita hacerle un par de pruebas  -con estas chicas, nunca se sabe- se dice mientras regresa con unos viales.

-He de hacerte unos análisis, sólo para estar seguras que ese tipo no te haya contagiado nada malo
-uhm¡..no sé, me dan miedo las agujas..-dice Rebeca mientras se mueve inquieta en la camilla.
-Tranquila, sólo será un momento, después veremos esos moratones y si quieres puedes  pasar la noche aquí. Hay duchas para que te quites esa sangre que llevas encima y una cama que puedes utilizar.

La oscuridad sigue avanzando y la araña va tejiendo su tela bajo ella.

Ofelia se afana en ultimar los análisis, le urge tenerlos cuanto antes para saber si la chica es apta y avisar a su hermano. Si no lo es, tendrán que seguir buscando y la fecha tope se acerca  

Rebeca yace tumbada sobre una mesa dentro de una gran habitación.
En una de las paredes hay soportes de donde cuelgan algunas herramientas más propias de una sala de despiece, que del sótano de una mansión de lujo.
La sala donde se encuentra es blanca, está enlosada y en el suelo hay unos surcos que desembocan en una especie de sumidero.
Casi a la altura del techo una barra de acero cruza la estancia de lado a lado.

Sigue viva, pero ella no lo sabe, desde la noche en que fue a la clínica se haya en un estado parecido al coma.

-Tiene muy buen aspecto nuestra invitada. Querida hermanita, está vez te has superado - dice Lionel jr mientras se acerca a la mesa.
Posa su mano sobre el cuerpo desnudo y nota la calidez que desprende, lo acaricia con avidez..
-¡Ehhh¡- le increpa Ofelia- con la comida no se juega.
- Bueno, técnicamente, aún no lo es ¿no?- y se rie entre dientes mientras la mira furioso.
-Déjate de tonterias y empecemos, el tiempo se echa encima-sigue diciendo mientras se acerca a un armario del que saca unos grandes ganchos y unas cuerdas.
 Con suma delicadeza y mano firme inserta dos ganchos en los tobillos de la indefensa chica y ata una cuerda alrededor de cada muñeca.
Con ayuda de su hermano levanta el cuerpo y lo cuelgan.  Queda boca abajo, con las piernas separadas y los brazos amarrados a la barra.

Toma una puntilla muy afilada y con precisión secciona la yugular, la sangre empieza a manar, abundante y caliente.
Seguidamente raja la pierna derecha desde la ingle hasta la rodilla y curta la arteria femoral. Después lo hace con el brazo desde la axila hasta el codo y corta la arteria. De ésta forma el desangrado será más rápido.
En pocos segundos Rebeca expira. Deja de ser una persona para convertirse en el ingrediente secreto de la receta culinaria de la familia Slaughter.

Mientras esto sucede, en el otro extremo de la habitación, en una cocina que sería la envidia del más renombrado chef, Lionel señor y Anette preparan el adobo en el que dejaran macerar la carne durante unas horas.
En un enorme recipiente vierten 6 botellas de vino Pesus, un  Ribera de Duero de las bodegas Hermanos Sastre . Para estos platos, siempre utilizan los mejores caldos.
Agregan también 2 kg de  cebollas troceadas, 1,5 kg de zanahorias en rodajas, 2 cabezas de ajos separando sus dientes., 2 ramas de perejil, un buen manojo de apio, hierbas aromáticas al gusto, romero, tomillo, orégano, dos litros de aceite de oliva virgen,  1 botella de vinagre de Jerez y bolas de pimienta negra.
Ya sólo falta el ingrediente  principal, Rebeca.

Ofelia ya ha empezado con el despiece. Primero abre el abdomen para vaciar el cuerpo, saca las vísceras una a una y las deposita en cubetas.
Cuando ya lo tiene todo, solicita la ayuda de los demás para bajar el cuerpo y depositarlo en la camilla. Ahora y con calma, amputa los miembros del tronco, cortando tendones y serrando huesos.
Sus compañeros de facultad se sorprenderían si supieran en qué emplea los conocimientos adquiridos allí
Separa la carne de los muslos, los antebrazos y la parte alta del pecho y  la entrega a su padre, que se encarga de meterla en el adobo.
El resto, menos el cerebro, que se lo reserva, irá a la cámara frigorífica.

En la mansión los preparativos para recibir a la familia están en marcha,

Es hora de empezar. La carne está en su punto justo para cocinarla. Los Lionel, padre e hijo, serán los encargados de preparar la receta familiar.
Sacan las piezas de la marinada y los trocean en partes más pequeñas, como de 1,5 kg.
La carne que tiene un precioso tono sonrosado va directa a una gran parrilla, donde la sellaran para que quede jugosa en su interior.
En una olla aparte, sofrien abundante cebolla, cuando ya está pochada, añaden la carne ya dorada, le incorporan media botella de brandy Conde de Garbey y lo dejan rehogar. Seguidamente se añade la marinada y a fuego lento unas dos horas.
Luego sólo restará filetearla y servirla con la salsa.
Han pensado acompañarla con puré de patatas al horno con costra de queso Gruyere Premiere, una delicatessen.

Los invitados van llegando. Ofelia y Anette los reciben entre grandes sonrisas. Todos se muestran ansiosos por el acontecimiento.

La campanilla suena, Llama a los comensales para que acudan al comedor, el aroma se extiende por el  salón.
A la gran mesa, dispuesta para 30 comensales, no le falta ni un detalle.
Algunos ya se relamen con anticipación antes de tomar asiento.
Los platos con el suculento “estofado a la Rebeca”, se van repartiendo.

Ofelia mira con cariño y preocupación a su única hija, una dulce chica de 16 años. Aún no sabe cómo se tomará la familia la noticia de que Diana… es vegana.

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