Por María Galerna.
La ciudad duerme tranquila aunque no es ajena a los acontecimientos que suceden en ella, más al contrario, es parte activa en algunos y testigo mudo en muchos otros.
La ciudad duerme tranquila aunque no es ajena a los acontecimientos que suceden en ella, más al contrario, es parte activa en algunos y testigo mudo en muchos otros.
Los primeros los propicia y los segundos los
esconde.
Es una gran urbe, con cientos de barrios, calles
y avenidas.,llena de recovecos, donde la bondad pero sobre todo la maldad se
expande.
De día observa a las criaturas que viven en
ella, su acelerado ritmo. De noche toma el control. Sabedora de los monstruos
que la habitan se prepara para acontecimientos venideros, porque sabe que los
habrá. La impunidad los protege.
La familia Slaughter
vive en la ciudad desde su fundación en la que tomaron parte activa. Son
varias las generaciones que han dejado sentir su poder en ella.
Han sido lo bastante inteligentes para no
crearse enemigos poderosos, no se lo podrian permitir, dado el secreto que
guardan celosamente.
Lionel Slaughter. cabeza visible de la
familia, es un potentado magnate, que reside en una gran mansión situada en las
afueras, bastante retirada del ajetreo y de las miradas indiscretas.
Es un hombre bastante atractivo, para lo cánones de ésta época.
Aunque ya entrado en años, se conserva en perfecta forma. Rubio, de ojos claros
y sonrisa franca proyecta una manera de ser bastante alejada de la que esconde
en su interior.
Lionel
Jr., su primogénito y jefe de policía,
convive también en la misma casa, junto con Anette, su mujer y el hijo de ambos, Josh. Muy parecido a su padre en los rasgos, difiere
de éste en la dureza de la mirada, tan fría que hiela al más valiente. Sostiene
que en su trabajo no puede mostrar debilidad o perdería ese respeto, casi
miedo, que le tienen tanto sus subordinados como la escoria con la que trata a
diario.
Anette divide el tiempo que pasa sola, que es
casi todo, en varias fundaciones, donde es pieza fundamental dado con quien
está casada y quien es su suegro.
A sus
37 años es una mujer poco llamativa y nada atrayente a pesar de los esfuerzos
que pone en cuidar su vestuario y comportamiento.
Su matrimonio es perfecto para ambos. Les unen
lazos que pocos conocen
- Este mes, Josh cumple 18 años- les recuerda
Lionel senior- la familia se reunirá
para festejarlo, como lo venimos haciendo siempre en cada mayoría de edad.
- El banquete será muy especial- dice Anette-
pondremos el máximo cuidado. Serviremos la receta secreta de la primera
Slaugther. Todo saldrá perfecto.
Y sonríe con esa mueca bovina que tanto irrita
a su “querido” suegro.
Rebeca deambula por la estrecha calzada sin
mirar a nadie, anda como perdida. Desde que escapó de su casa hace ya unos
meses vive en la calle,. No es feliz, pero al menos se siente libre. Sobrevive.
A veces va a un comedor social. Y a veces, cuando tiene alguna pelea, acude a
una clínica gratuita, donde la atienden sin hacerle demasiadas preguntas.
A los 16 años, cree estar de vuelta de todo.
-¿Qué te ha pasado hoy?- le pregunta la
doctora del consultorio al verla llegar.
-Oh¡..un tipo, que pensaba que podía tenerme
sin pagar- susurra Rebeca entre dientes debido a la inflamación que tiene en la
cara a causa de los golpes recibidos.
-Siéntate, enseguida te curo.
- Gracias señora…
-Ofelia, puedes llamarme Ofelia.
Ofelia Slaughter, directora del Hospital
General y voluntaria en clínicas para marginados mira de reojo a la chica que acaba
de dejar en la sala, para sus adentros piensa que puede valer, sólo necesita
hacerle un par de pruebas -con estas
chicas, nunca se sabe- se dice mientras regresa con unos viales.
-He de hacerte unos análisis, sólo para estar
seguras que ese tipo no te haya contagiado nada malo
-uhm¡..no sé, me dan miedo las agujas..-dice
Rebeca mientras se mueve inquieta en la camilla.
-Tranquila, sólo será un momento, después veremos
esos moratones y si quieres puedes pasar
la noche aquí. Hay duchas para que te quites esa sangre que llevas encima y una
cama que puedes utilizar.
La oscuridad sigue avanzando y la araña va
tejiendo su tela bajo ella.
Ofelia se afana en ultimar los análisis, le
urge tenerlos cuanto antes para saber si la chica es apta y avisar a su
hermano. Si no lo es, tendrán que seguir buscando y la fecha tope se acerca
Rebeca yace tumbada sobre una mesa dentro de una
gran habitación.
En una de las paredes hay soportes de donde
cuelgan algunas herramientas más propias de una sala de despiece, que del
sótano de una mansión de lujo.
La sala donde se encuentra es blanca, está
enlosada y en el suelo hay unos surcos que desembocan en una especie de
sumidero.
Casi a la altura del techo una barra de acero
cruza la estancia de lado a lado.
Sigue viva, pero ella no lo sabe, desde la
noche en que fue a la clínica se haya en un estado parecido al coma.
-Tiene muy buen aspecto nuestra invitada. Querida
hermanita, está vez te has superado - dice Lionel jr mientras se acerca a la
mesa.
Posa su mano sobre el cuerpo desnudo y nota la
calidez que desprende, lo acaricia con avidez..
-¡Ehhh¡- le increpa Ofelia- con la comida no
se juega.
- Bueno, técnicamente, aún no lo es ¿no?- y se
rie entre dientes mientras la mira furioso.
-Déjate de tonterias y empecemos, el tiempo se
echa encima-sigue diciendo mientras se acerca a un armario del que saca unos
grandes ganchos y unas cuerdas.
Con
suma delicadeza y mano firme inserta dos ganchos en los tobillos de la indefensa
chica y ata una cuerda alrededor de cada muñeca.
Con ayuda de su hermano levanta el cuerpo y lo
cuelgan. Queda boca abajo, con las
piernas separadas y los brazos amarrados a la barra.
Toma una puntilla muy afilada y con precisión secciona
la yugular, la sangre empieza a manar, abundante y caliente.
Seguidamente raja la pierna derecha desde la
ingle hasta la rodilla y curta la arteria femoral. Después lo hace con el brazo
desde la axila hasta el codo y corta la arteria. De ésta forma el desangrado
será más rápido.
En pocos segundos Rebeca expira. Deja de ser
una persona para convertirse en el ingrediente secreto de la receta culinaria
de la familia Slaughter.
Mientras esto sucede, en el otro extremo de la
habitación, en una cocina que sería la envidia del más renombrado chef, Lionel
señor y Anette preparan el adobo en el que dejaran macerar la carne durante
unas horas.
En un enorme recipiente vierten 6 botellas de
vino Pesus, un Ribera de Duero de las
bodegas Hermanos Sastre . Para estos platos, siempre utilizan los mejores
caldos.
Agregan también 2 kg de cebollas troceadas, 1,5 kg de zanahorias en rodajas,
2 cabezas de ajos separando sus dientes., 2 ramas de perejil, un buen manojo de
apio, hierbas aromáticas al gusto, romero, tomillo, orégano, dos litros de
aceite de oliva virgen, 1 botella de
vinagre de Jerez y bolas de pimienta negra.
Ya sólo falta el ingrediente principal, Rebeca.
Ofelia ya ha empezado con el despiece. Primero
abre el abdomen para vaciar el cuerpo, saca las vísceras una a una y las
deposita en cubetas.
Cuando ya lo tiene todo, solicita la ayuda de
los demás para bajar el cuerpo y depositarlo en la camilla. Ahora y con calma,
amputa los miembros del tronco, cortando tendones y serrando huesos.
Sus compañeros de facultad se sorprenderían si
supieran en qué emplea los conocimientos adquiridos allí
Separa la carne de los muslos, los antebrazos
y la parte alta del pecho y la entrega a
su padre, que se encarga de meterla en el adobo.
El resto, menos el cerebro, que se lo reserva,
irá a la cámara frigorífica.
En la mansión los preparativos para recibir a
la familia están en marcha,
Es hora de empezar. La carne está en su punto
justo para cocinarla. Los Lionel, padre e hijo, serán los encargados de
preparar la receta familiar.
Sacan las piezas de la marinada y los trocean
en partes más pequeñas, como de 1,5
kg .
La carne que tiene un precioso tono sonrosado
va directa a una gran parrilla, donde la sellaran para que quede jugosa en su
interior.
En una olla aparte, sofrien abundante cebolla,
cuando ya está pochada, añaden la carne ya dorada, le incorporan media botella
de brandy Conde de Garbey y lo dejan rehogar. Seguidamente se añade la marinada
y a fuego lento unas dos horas.
Luego sólo restará filetearla y servirla con
la salsa.
Han pensado acompañarla con puré de patatas al
horno con costra de queso Gruyere Premiere, una delicatessen.
Los invitados van llegando. Ofelia y Anette
los reciben entre grandes sonrisas. Todos se muestran ansiosos por el
acontecimiento.
La campanilla suena, Llama a los comensales
para que acudan al comedor, el aroma se extiende por el salón.
A la gran mesa, dispuesta para 30 comensales,
no le falta ni un detalle.
Algunos ya se relamen con anticipación antes
de tomar asiento.
Los platos con el suculento “estofado a la Rebeca ”, se van
repartiendo.
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