martes, 16 de agosto de 2016

Mañana

Por Micaela González.

Te escribo esta carta porque es uno de los tantos métodos que uso para desahogarme y que la ansiedad no me devore. Mañana cumpliremos un aniversario más e irónicamente, resumirá todo el tiempo que hemos pasado juntos: desde aquella mirada furtiva que me dedicaste cuando nos vimos por primera vez, hasta la mirada taciturna que tuviste hace no menos de dos horas al despedirte de mí. No fue taciturna porque me extrañarías, sino porque pensaste que sería quizás la última vez que rozarías mis labios o que acariciarías mi mejilla.
Te di el día de hoy para pensar, aunque probablemente sólo estés durmiendo o despejando tu mente con un par de tragos, pero no te culpo; ¿Sabías que cada vez que te pedí un tiempo a solas no llegué a pensar lo que me molestaba? Sólo escapaba de mis problemas viendo películas de comedia o sacando a pasear al perro. Supongo que nunca dejaré de desvariar cuando tengo algo importante que decir, volveré al tema.
En estos últimos dos meses he pensado demasiadas veces que el amor no lo vale, que una vez que demos esto por terminado nos sentiremos aliviados y podremos seguir con nuestras vidas, que sólo seguimos juntos por el temor a salir de nuestra zona de confort. Aun así, nunca me imaginé que estaría redactando esto con ojos llorosos, aferrándome a mi idea de ti como si fuese mi último aliento, pero creo que ahí recae el problema. Digo mi “idea” de ti y no de “ti” porque siento que estoy conviviendo con un extraño, que secuestraron a aquel con el que he vivido tanto y del cual estoy perdidamente enamorada. Comprendo que todo esto es difícil y has estado luchando desde antes que entrara en tu vida por salir adelante y hacer que todo quede en la historia, pero no te das cuenta del abismo en el que estás a punto de entrar y del que no habrá manera de salir.
Hasta donde logro recordar, me di a notar en tu vida cuando intentabas olvidar el trago amargo de tu pasado: era una ingenua, algo subestimada, con muchas ganas de usar su permiso para conducir, tu guardabas tu distancia en la esquina, con la mirada fija en algo imperceptible; compartíamos la noche con el mismo círculo social, estuvimos hasta la mañana regocijándonos en la dicha que era tan sólo existir pese las circunstancias, pero te fijaste en mí sólo cuando decidí despedirme de todos para irme. Tu insistencia en que me quedara me hizo hesitar, aunque la habíamos pasado bien, ¿Por qué alguien que me doblaba la edad parecía tan desesperado en pasar un momento más conmigo, aunque fuese fugaz? Quizás fue mi personalidad impulsiva o el miedo a lo que me deparaba la carretera, pero ese día comenzó lo que desde el inicio fue nuestro fin.

Siempre supiste las condiciones en las que yo me presentaba a este baile que ha durado ya más de una década, todavía me sorprende que hayas decidido arriesgarte sabiendo que estaba destinado a terminar. Yo sé que buscabas tu salvación en mí, así como la buscas en todos, y también sé (o al menos espero), que algún día comprenderás que no siempre los que te rodean son los causantes de tus demonios, sino tú y tus acciones hacia esas personas. Te sientes mal porque te diste cuenta que, en cuestión de una luna, te encuentras totalmente solo, pero no logras ver que todos han huido por su propio bien: estar cerca de ti se ha vuelto tóxico, y tú mismo has creado en nosotros unos nuevos demonios personales para el repertorio.
Se me hace difícil dormir a tu lado en las noches pensando en qué me tocará vivir contigo en la mañana, y aun así no logro abandonarte porque tú más que nadie merece esperanza, y nadie que sólo esté abatido es merecedor de la soledad. Quizás por eso mismo no te he dejado, ¿Si me adentro a algo nuevo qué me espera por delante? ¿Es posible que esto sea lo mejor que habré tenido en mi vida? Quien habría pensado que alguien con tantos años por venir tendría tanto miedo al vacío de la soledad o a la incertidumbre del futuro.
Mañana nos condenaremos o nos liberaremos, pero la duda está en si de verdad existe una decisión que no nos condene para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario